lunes, 11 de octubre de 2010

Sociedad global


SOCIEDAD  GLOBAL
Concepto que define a los grupos sociales como individualidades, en oposición a las generalizaciones que suponen que la humanidad se divide en grupos con mayor o menor grado de desarrollo y cuyo objetivo debe ser la transición hacia una sociedad industrial.
La identidad común entre los miembros de una sociedad global se refuerza porque se comparten símbolos, valores, modos de vida que conforman una unidad de conciencia que permite establecer vínculos mucho más sólidos.

Las características de la sociedad global  
  • Una pregunta derivada de las dos preguntas enunciadas anteriormente es ¿Qué tipo de sociedad ha producido la globalización y cómo ésta ha expandido a la sociedad? En el debate actual, existen descripciones que pueden sistematizarse de acuerdo a los elementos de la observación construida en el apartado anterior.

  • La sociedad global está constituida por una multiplicidad de interacciones y comunicaciones locales y nacionales producto de la intensificación de los intercambios internacionales.  
  • La sociedad global se caracteriza por la desintegración de la sociedad nacional e industrial y la multiplicación de riesgos. Ulrich Beck habla de una sociedad del riesgo como una segunda modernidad compleja. Para Beck, el proceso transitorio consiste en una serie de sustituciones de la sociedad industrial por una sociedad de riesgo; del amor tradicional por las relaciones abiertas; del trabajo de por vida por el trabajo flexible; de la identidad monocultural a las identidades abiertas, en las cuales no coincide la identidad con el territorio, la raza o la religión.
  • En el sistema económico la producción material de la manufactura es acompañada por la producción inmaterial de los servicios basados en la información (Rifkin, 2000; Hard y Negri, 2000) 
  • El trabajo físico característico de la producción industrial es devaluado en comparación de la valorización del trabajo intelectual. Las relaciones entre los trabajadores y los empresarios se reconfiguran, pero siguen basadas en las relaciones de explotación y desgaste de la fuerza de trabajo. 
  • En este sistema, es muy importante la emergencia del comercio y el dinero electrónico. El acceso a esta economí a inmaterial determina nuevos tipos de subjetividad. El fin del trabajo físico en las sociedades centrales contrasta con la intensificación del desgaste de éste en las sociedades periféricas. El los dos tipos de sociedades el fin del trabajo es el fin del trabajo asegurado por las políticas estatales de bienestar.
  • Es necesario interrogarnos acerca de cómo lo que sucede en las primeras es resultado de lo que acontece en las segundas.
Por otro lado, en el sistema político, si el estado, los partidos y los sindicatos, es decir, la política, son socavados por las multinacionales mediante una especie de “sub-política”, el estado y la nación no desaparecen ni tienden a desaparecer, por el contrario, intensifican sus dispositivos de control social y político. Es evidente que los estados nacionales ya no controlan por completo los flujos financieros, el monopolio de la violencia legítima y las comunicaciones, pero, se alían con actores internacionales para gestionar su inserción en la sociedad global (Beck, 1998; Hobsbawn, 2000)


    • En este “orden mundial” se integran sociedades débiles y poderosas, hay sociedades ganadoras y perdedoras, incluidas e incluidas subordinadamente. El futuro de los estados nacionales es distinto en las sociedades centrales y periféricas según su relación con el sistema económico mundial. La supra-soberanía de algunos estados centrales es el producto del mercado de las soberanías de los estados nacionales periféricos. La supra-soberanía de los estados centrales es el plusvalor de de dicho intercambio.


    La producción de inseguridad en la sociedad global

     Nunca nos había preocupado tanto la seguridad. Pero no entendemos la inseguridad. Y cuanto menos la comprendemos, la inseguridad, con mayor ansia perseguimos una seguridad ilusoria.
    Hay un chiste que describe bastante bien esta peculiar forma de proceder tan extendida entre nosotros.
    . Dice que un hombre regresaba caminando a casa, de noche, cuando, en una calle poco iluminada, vio a una persona que estaba agachada, debajo una de las escasas farolas, buscando algo. Se le acercó y le preguntó qué se le había perdido. Las llaves –respondió el otro. ¿Quiere que le ayude a buscarlas? Sí, muchas gracias. Y, agachándose, el hombre que regresaba a casa se añadió a la búsqueda. Al rato, extrañado de que no aparecieran las llaves, volvió a preguntarle: ¿está seguro que se le han caído aquí? Y el otro le respondió: ah no, si me han caído allí –mientras señalaba hacia una zona oscura de la calle. Pero oiga –exclamó el sorprendido ayudante–, si le han caído allí, ¿por qué las está buscando aquí? Y el hombre, aún agachado, le respondió: pues, porque allí no se ve nada!
    Ésta es una primera gran dificultad que nos limita enormemente la capacidad de enfrentarse eficazmente a la inseguridad propia de la sociedad global. Porque persistimos en buscar la solución lejos de donde se halla el problema. Es decir, buscamos seguridad al margen de los procesos económicos y políticos, así como psicológicos, que generan inseguridad.


    LA CIUDAD EN LA SOCIEDAD GLOBAL:
    EL DERECHO A SER CIUDADANO


    Puesto que un buen diagnóstico o un buen análisis de la situación es siempre la base de
    una buena gestión del problema, comenzaré por señalar algunos de los rasgos que
    están caracterizando en las últimas décadas la vida en las ciudades de nuestras sociedades
    globales.
    A comienzos del siglo XXI se ha producido uno de los más importantes cambios
    en la vida de los seres humanos. Según la ONU, por primera vez en la historia la
    mayoría de los seres humanos estará viviendo en zonas urbanas con poblaciones de 10
    millones de habitantes o más. En los países ricos más del 75% de los habitantes viven
    ya en ciudades. Este fenómeno da lugar a lo que Jeremy Rifkin ha denominado como
    la aparición del homo urbanus1. Este fenómeno tiene varias consecuencias inmediatas
    en la transformación de las estructuras sociales.
    La progresiva desaparición de las zonas rurales, con la consiguiente destrucción
    de los ecosistemas y culturas locales, vinculadas al cultivo tradicional de la tierra y a la
    economía de la supervivencia. El éxodo a las ciudades fue, inicialmente, a mediados
    del siglo XX una consecuencia de la fase de industrialización, que tuvo como efecto
    inmediato un alto índice de crecimiento demográfico hasta épocas recientes, especialmente
    en las ciudades del Tercer Mundo.

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